Nunca trates de ser como no eres



Todos estamos hechos de defectos y virtudes, 
y es increíble como una de las principales causas 
de no poder convivir con los demás, 
es no poder aceptar sus defectos.
Cuántas veces no hemos escuchado o dicho: 
“no puedo convivir con él o ella, 
porque es un egoísta, un soberbio…”. 
Porque siempre se nos es más fácil 
percibir los defectos de los demás y nunca los propios.

Sabemos bien que todos tenemos un cerrito de defectos, 
sea que los veamos nosotros mismos o no, 
lo perciban quienes nos rodean o no. 
Debemos aceptarlos y nos deben aceptar los demás.
Esto no quiere decir que vamos a ir por ahí diciendo: 
“es que yo soy así” o aceptándolo de los demás, 
se trata de ser honestos con nosotros mismos 
para ir modificando esos defectos 
y en su lugar acumular virtudes.

Enfrentarnos a nosotros mismos puede ser quizás, 
la tarea más difícil que tengamos que cumplir, 
reconocer nuestros defectos puede incluso ser embarazoso 
y es hasta probable que no lleguemos 
a arrancarlos por completo. 
Sin embargo guiados por nuestras necesidades 
y creencias, podemos despertar nuestra conciencia 
y empezar a respetarnos a nosotros mismos 
y luego a los demás.

Cada uno de nosotros es único y especial, 
cuando nos reconocemos como personas, 
empezamos a construir un entorno de igualdad 
que nos da seguridad y nos ayuda a vencer las dificultades, 
y los demás llegan a apreciarnos 
como las personas que realmente somos.

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