A echarle valor a la vida.
Si nadie te ha prometido que la vida
iba a ser fácil.
Y si alguien con autoridad en tu vida
te lo aseguró, se equivocó.
Este es un camino original, duro, complejo,
incierto en el que cada uno tiene que imprimirse
su estilo propio, encontrar su destino,
hacer frente a los obstáculos,
aprender de los fracasos,
animarse cuando se está abatido,
y ser fiel a su propio ser y metas.
Hay que tener mucha seguridad y serenidad
en todo proceso, porque las tormentas aparecen
cuando menos se piensa,
y un buen capitán de barco o un piloto de avión necesita
“sangre fría” en el peor momento de la tempestad.
Las crisis son parte de la vida
y cada una de ellas es un eslabón
para adquirir más madurez si sabemos afrontarlas.
El gran error consiste en desesperarse
y creer que no hay soluciones a los conflictos.
La vida es así, un camino para emprendedores
para personas valientes, que sean capaces
de empezar de nuevo cuando hay que hacerlo,
y quejarse lo menos posible.
No estés justificando los errores ni defendiéndote
buscando excusas cuando fallas,
ya que esa energía debes usarla toda ella
para buscar la manera de no cometer los mismos fallos.
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