La vida es como una carrera de bicicletas
cuya meta es cumplir con la Leyenda Personal.
En la largada, estamos juntos compartiendo
camaradería y entusiasmo.
Pero, a medida que la carrera se desenvuelve,
la alegría inicial cede su lugar
a los verdaderos desafíos: el cansancio,
la monotonía, las dudas sobre la propia capacidad.
Reparamos en que algunos amigos
desistieron del desafío: todavía están corriendo,
pero nada más que porque no pueden parar
en el medio de una calle.
Ellos son numerosos, pedalean al lado del auto de apoyo,
conversan entre sí y cumplen una obligación.
Terminamos por distanciarnos y, entonces,
nos vemos forzados a enfrentar
la soledad y las sorpresas,
tales como las curvas desconocidas
o los problemas con la bicicleta.
Y, al cabo de algún tiempo, comenzamos a preguntarnos
si vale la pena tanto esfuerzo.
Sí, vale la pena.
Se trata solo de no desistir.
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